miércoles, 18 de julio de 2012

Tal vez

Primero llega el golpe, las sílabas de sus palabras van dándote una a una en la cara. Luego viene ese pequeño instante de parálisis en el que tu cuerpo se llena de rabia y justo cuando vas a expulsar una diarrea de palabras mezquinas, malsonantes y con las que no estás de acuerdo, te das cuenta de que ya no te quedan fuerzas, le das la espalda y te marchas escondiendo el rostro para ocultar las inoportunas lágrimas.

Coges el coche y huyes lo más lejos posible de ese ambiente hostil en el que se ha convertido tu refugio, mientras conduces las lágrimas dan paso a la serenidad. Serenidad, regalo de la Soledad, esa droga que siempre consigue domar tu ira y aplacar tu llanto.

Tal vez algunas personas nacen para estar solas y de vez en cuando necesitan un minuto de compañía, tal vez yo sea una de ellas o, incluso, tal vez sólo sea una etapa de autismo.

En cualquier caso, la que no se marcha es la confusión.


martes, 12 de junio de 2012

El problema eres tú.

Cuando todo falla, cuando la noche sin luna ni estrella está presente las veinticuatro horas del día, cuando tu mapa en sí es un callejón sin salida, cuando hasta la mismísima libertad te abruma, cuando tus seres queridos cambian a desconocidos, cuando huyes hasta de tu persona, cuando miras al frente y por tu cabeza pasa la idea fugaz de que el problema seas tú y no el mundo.

Cuando miras al frente y por tu cabeza pasa la idea fugas de que, probablemente, no sea el mundo quien esté contra ti, sino tú mismo. Los miedos, temores, incertidumbre y dudas tal vez hayan convertido tu mente en un agujero negro que absorbe y destierra al olvido las cosas buenas. Ahora lo gratificante y lo feliz resulta efímero, mientras que los detalles malos y absurdos se van aglomerando hasta formar una cordillera de "peros" que te impide avanzar.

Hasta formar una cordillera de "peros" que te impide disfrutar de El amor que tantas personas te dan, de los pequeños regalos que poco a poco la vida te descubre... seguiría citando esas cosas hermosas, pero la cordillera oculta el resto.

¿Escalar hacia el otro lado? ¿Atravesar la roca? ¿Esperar a que el tiempo erosione la barrera y poder pasar en paz? ¿Seguir mostrando indiferencia esperando que, así, desaparezca? Al menos sé que la soledad no será mi compañera a la hora de cruzar.

martes, 5 de junio de 2012

Cuando menos lo esperas

Llevaba varios días preguntándose qué era aquel parásito que recorría su cabeza, varios días sopesando la posibilidad de que no fuera un parásito sino algo bueno, varios días imaginando que, tal vez y sólo tal vez, aquella sensación podría llegar a ser amor.

Sin embargo, borraba esas ideas con pensamientos como: "Imposible", "Yo ya aprendí la lección", "El amor no existe".

Le miraba con ojos sospechosos mientras en su cabeza repetía "A mi no me la cuelas", "Estoy curada de espanto". Mas nunca hay que olvidar que no se debe decir "De este agua no beberé", pues basta hacerlo para que ocurra y un día te levantes, te mires al espejo y con cara de "Te lo dije" te reprendas a ti misma: "Volviste a caer".

Ahora bien, ella que se creía mujer fuerte debido a las malas experiencias, ella que se pensaba superior a cualquier entrometido que intentase dañarle el corazón, ¿era ella la que ahora soñaba con esa carita de ángel encendida por una mirada desafiante y llena de ilusión? ¿era ella la que nadaba en aquellos lagos azules? Fue ella la que calló en el beso, víctima de un engaño sin mala intención.

El amor llega cuando menos lo esperas, tropiezas en él sin querer, o simplemente se despierta tras años de amistad. En cualquier caso, es un sentimiento duro que no todos saben soportar.

lunes, 14 de mayo de 2012

Celos




Celos, achares, dudas,... Según la Real Academia Española los celos son el interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona, la sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra.

Según mi corazón es la angustia aplastante que lo comprime y ahoga en mares de delirios y confusiones.

Según mi cabeza, son dudas estúpidas, lecciones aprendidas, experiencias vividas,...

Para mi, los celos son los fantasmas que me atormentan, las sombras que amenazan con lo alejarme de tu lado.

Se tiene la idea de que los celos son síntomas de amor, pero todos sabemos que hay amores que matan y celos que matan amores.

La paradoja me enreda entre sus nudos. Confío en el amor que sientes hacia mi, pero no olvido las experiencias que me machan y me insisten en que desconfíe.

Lo único transparente en mi mente son las ganas de besarte y amarte, la búsqueda de tu felicidad y el deseo de encajar a tu lado.

viernes, 10 de junio de 2011

Un sueño?

Todo era confuso, todo estaba a oscuras, todo parecía burlarse de mi. Intenté incorporarme para salir de ese lugar, pero mis piernas no reaccionaban, las sentía, pero no estaban dispuestas a obedecer. Una presión muy fuerte en el pecho me hizo retorcerme de dolor y, cuando me quise dar cuenta, estaba encadenada en aquella prisión.

Lloraba y gritaba, pedía ayuda, pero lo único que de vez en cuando se acercaba era una sombra fría y oscura que me señalaba y me hacía sentir la última escoria del planeta. Intenté zafarme de mis cadenas, pero todo esfuerzo fue en vano.


Entonces, sentí un agradable calor en mi espalda que me rodeó el torso y besó la mejilla. Quizás me había vuelto loca pero, incluso me pareció sentir que me susurraba:

- Tranquila.

Me dejé llevar, permití que aquel calor entrara dentro de mi, calmándome el corazón. Para cuando quise darme cuenta estaba fuera de la prisión, en mi casa, en mi habitación, en mi cama. Estaba liada entre las sábanas y empapada de sudor. Me levanté y fui hacia la ducha, mi cabeza no paraba de recordar ese calor tan reconfortante. Desayuné rápidamente y fui hacia la calle camino del trabajo, la jornada transcurrió con normalidad.

Sin embargo, devuelta en el portal cogí el ascensor, pues la noche había sido difícil y el día agotador. Una planta, dos, otra y en la cuarta planta paró, algún vecino se había empeñado en retrasar mi descansó en el sofá. Fue al subir la mirada para resoplar mi fastidio cuando sin querer nuestras manos se rozaron y ese calor tan maravilloso volvió a invadirme. ¿Había sido un sueño o eran paranoias mías? Debí poner cara de histeria , ya que, con cuidado se acerco a mi oído y me susurró:

- Tranquila.